Saulopolis. Mi urbe. Donde todo es posible.
Un lugar para buscar la excelencia sin pretensiones.

25 de octubre de 2013

Querer hacer

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La diferencia entre hacer y no hacer es querer hacer.

Hoy en día, saber un poco de todo resulta complicado con todo lo que hay por hacerPor ese mismo motivo, la especialización resulta ser tan rentable.

La especialización depende mucho de ese querer hacer. Llega por hacer lo que te gusta. Aprender a hacer lo que no sabes. Saber que quieres hacer para hacerlo bien.

Y entre tanto hacer, saber ser feliz haciéndolo.

Me sorprende mi madre cuando no deja escapar el ciclo de clases de inglés de cada curso, el curso de reciclaje de turno, la feria de artesanía, las jornadas de mujeres empresarias... Vaya, cuánto querer hacer!!

Y así da gusto vivir. Cada iniciativa es un nuevo motivo. Hacerlo mejor es una motivación. Querer hacer nos mantiene en acción.

Que tal con tu vida? Que quieres hacer?
23 de octubre de 2013

Nuevos Proyectos

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Como premisa universal, habría que agradecer el cambio constantemente.

El cambio nos mantiene alertas, nos obliga a valorar bien nuestra posición actual.

Es un ejercicio de planificación. Es un ejercicio de autocrítica evolutiva.

Los japoneses llevan años aplicando el concepto de mejora continuada a sus procesos industriales y tecnológicos, consiguiendo mantenerse en la vanguardia de ambas industrias durante décadas.

Cada cambio es un proyecto. Un nuevo proyecto que hay que estudiar con ilusión, determinación y optimismo.

Cada cambio es una oportunidad de mejorar lo que hoy igual funciona pero puede mejorar.

Te digo... me encanta mi rutina!! Agenda repleta, deporte constante, retos y más retos. 

Y al final también me encanta saber que siempre hay lugar para algún cambio, algún nuevo proyecto que puede mejorar mi vida... Y hasta cambiar el mundo!!


22 de octubre de 2013

Diálogo Interior

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Con lo bien que sienta, que difícil resulta a veces encontrar un momento para hablar con uno mismo.

Sin esas conversaciones, mantenerse equilibrado cuesta más de la cuenta. La larga lista de tareas a realizar en la semana se vuelve más pesada.

Para evitar prolongar demasiado esos diálogos, suelo recurrir a tres cosas que funcionan muy bien para mí:

1. Buscar la rutina del deporte. 
Aprovechando que mi cuerpo esta acostumbrado a su dosis diaria de puesta a punto, mi mente espera pacientemente el momento en que nos quedamos solos y a lo nuestro.

2. Una comida conmigo mismo
Qué mejor momento para charlar que la hora de comer. Me regalo un menú sin pretensiones, en un lugar que me relaja, y el diálogo esta servido.

3. Sunday Bloody Sunday. 
Día lento, sin agenda apretada. Día pausado, sin prisas. A menudo lo comparto con esa persona especial con la que me encanta hablar. Esas charlas me relajan, me dan cosas que pensar y valorar cuando estoy solo. Como dicen en Cali, Food for thought.

En resumen, haz deporte, ponte a dieta y comparte historietas. Solo con estas tres acciones te será más fácil mantener esas conversaciones.

20 de octubre de 2013

Innovación y Confort

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En los últimos dias he leído en varios blogs, Seth Godin y Bonillaware, como hacen referencia a los grandes beneficios  de abandonar nuestra zona de confort.

Esta semana me comentaba un amigo, asentado en su puesto desde hace más de 20 años, que esa posición le brinda una falsa seguridad en el sentido de que lo que gana por un lado lo pierde por otro.

Estoy de acuerdo. Esa zona de confort nos acomoda y nos debilita. Imposibilita que se ejercite la mente y que se ponga a prueba.

Trasladado a la empresa y la cultura que se asienta en su actividad, esa zona de comfort impide que se evolucione. 

La ineficiencia no quiere que llegue la innovación. Lo improductivo no quiere herramientas. El desconocimiento no quiere que llegue el talento.

Por norma general, la innovación depura los procesos y aligera la carga. Facilita la consecución de objetivos. 

Necesitamos reconocer los beneficios de evolucionar y actualizar nuestros métodos de trabajo. Necesitamos crecer. Necesitamos innovar.


15 de octubre de 2013

Contagiar ilusión

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No hay nada como contagiar ilusión en la gente que te rodea.

A pesar de lo satisfactorio que resulta ver las expresiones de emoción en las caras ajenas, más impresiona causar su movimiento. Promover su acción.

Esto puede ocurrir de una manera abierta, en la que la otra parte expresa su excitación y anticipa sus planes.

Igualmente puede ocurrir de una manera silenciosa. Esta requiere atención para advertirla aunque se aprecia en los niveles de inquietud que demuestra el interlocutor afectado.

Al final es lo mismo, contagiar a pesar de las resistencias consientes e inconscientes. Dejarte contagiar de ilusión.

A partir de ahora, cuando alguien te ofrezca el lujo de compartir sus ilusiones contigo observa tu reacción.

Si por casualidad lo que sientes no se parece a lo descrito anteriormente, pregúntate porqué. Algo va mal si no puedes recibir con agradecimiento parte de la energía que contribuye a que mañana sea un día mejor.
11 de octubre de 2013

Cuerdas en la sinfónica

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Coordinar esfuerzos es tan complejo como hacer que suenen bien los 30 instrumentos de una orquesta.

La cadencia de las notas, el tono de las cuerdas, el ritmo de los tambores, la intensidad de las trompetas.

Y así es trabajar en equipo. Dejar que cada instrumento suene alegre y coordinado. 

También existe el director de la orquesta. Aquel que lo oye todo pero no oye nada. Escucha el conjunto y alerta de lo que suena de más, alerta de lo que empieza a desequilibrar la armonía.

Y lo hace con suavidad. Con prudencia. Una mirada. Un gesto. Consigue alertar al músico sin distraer la orquesta.

El director entiende que es un privilegio coordinar el talento que tiene a su disposición. Su talento es coordinar.

En el mundo de la empresa el director debe entender cual es su función. 

Siempre se tratará más de orientar y desarrollar el potencial de su equipo que de dejar claro que es el director. Conseguir que se haga lo correcto de la manera adecuada.

Se lidera por ejemplo. Se lidera arrastrando y no empujando. Los músicos quieren formar parte de la orquesta. Los empleados quieren formar parte del proyecto.

Si eres el empresario o el director, piensa en como hacer que tus músicos se sientan artistas. Te lo agradecerán con su esfuerzo y harán sonar las mejores notas.


3 de octubre de 2013

El valor de los datos

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No son pocos los empresarios que gestionan sus negocios bajo dos parametros que los pueden llevar a una situación insostenible: la intuición y la caja.

La intuición se define como percepción clara e inmediata de una idea o situación, sin necesidad de razonamiento lógico por el Diccionario de la lengua española © 2005 Espasa-Calpe. 

Malcolm Gladwell habla de la inteligencia intuitiva como una capacidad que tenemos de valorar situaciones basándonos en datos que recogemos a través de nuestra percepción sin que la conciencia llegue a darse cuenta de que el proceso ha ocurrido. Incluso hasta 7 segundos antes de ser conscientes las descargas eléctricas ya se han disparado en nuestras neuronas.

Por el contrario, el criterio de caja es bastante más simple. Se rige estrictamente por el análisis cortoplacista  de los recursos disponibles. Tengo tanto por lo que puedo gastar cuanto.

Lamentablemente, ninguna de las dos opciones genera una perspectiva realista de la dirección en la que se mueve el negocio. 

La clave de gestionar un negocio esta en tener datos reales y puntuales que permitan analizar lo que ocurre sin entrar en suposiciones. 

Si asumir conduce a errores, en la gestión de un negocio, estos errores te pueden aislar del mercado, ya sea por ir en la dirección estratégica equivocada o por entrar en dificultades económicas por falta de tesoreria.

Cada día se genera un volumen considerable de datos que tienen un valor enorme para ayudarnos a decidir mejor. Cada llamada, cada mail, las ofertas que preparamos, las quejas que recibimos son todos indicadores de lo que ocurre, sirviendo para alertarnos y orientarnos hacia lo que es prioritario.

Mejora tu negocio. Centrate en los datos. Estudia tus ventas. Compara tus gastos. Analiza tu balance. Planifica tu estrategia.