Escuchar mejor para generar más tiempo

Hace tiempo que para entender bien a los clientes con los que hablo intento escuchar con detenimiento. Aprecio que la mejor manera de interpretarlos correctamente es fijándome en su lenguaje corporal. Sentir su estado de ánimo a través de sus gestos, su mirada y su tono de voz. Todo con un fin en mente.

El resultado, en la mayoría de los casos, es positivo por lograr detectar sus inquietudes con mayor facilidad. Sincronizarme con ellos me permite ofrecer mejores soluciones técnicas en cuanto a lo que sus negocios requieren. Estas soluciones consiguen alejar sus temores más inmediatos y generar calma o objetividad.

Ciertamente, hace falta la primera para obtener la segunda. Es, finalmente, en este estado calmado en el que más progresos consigo como su consultor al incrementar su receptividad a las propuestas que transmito. Por norma, las propuestas siempre se enfrentan a la resistencia habitual generada por los hábitos aprendidos durante el ejercicio de su actividad. Lo frecuente es que, con el ánimo de mantener la actividad en marcha, no se le preste la suficiente atención a los parámetros de gestión de la empresa que harían de la actividad un esfuerzo más rentable, tanto en dinero como en tiempo.

Realmente, ese es el objetivo: generar resultados tangibles de alto valor añadido. Y el que más valor tiene, tiempo libre.

Que mejor resultado que tener tiempo para hacer las cosas que necesitamos y actualmente no podemos. Apuesto por las estrategias que facilitan dedicarnos tiempo (el que nos falta) a nosotros mismos de la manera que elijamos. Acciones que generen la calma necesaria para reconocer que hay que invertir en nosotros mismos constantemente.

Todo empieza con escuchar bien. Escucharnos bien. Conseguir la calma para ser receptivos a nuevas soluciones. Dejar que los cambios surtan efecto. Disfrutar del proceso y sentir como podemos conseguir los objetivos que deseamos sin grandes trastornos.