La decepción como arma

La verdad es que la decepción es un arma de doble filo. Según se adopte una postura de víctima o protagonista, esta emoción puede frenarte, hundiendo te en tus expectativas, o lanzarte a una acción mejorada para alejar la sensación de fracaso.

Reconozco que pararse a identificar la emoción y aislarla no es fácil. Quizás ahi este el mérito como ejercicio de desarrollo personal.

Parate, observa. La decepción sentida tiene su origen en las expectativas creadas. Puedes pensar que no somos víctimas sino responsables y protagonistas de nuestra propia anticipación de los resultados.

Ya tuve que lidiar con una enorme decepción por hacer una mala estimación de los acontecimientos. Un ejercicio duro y cruel para aprender la lección, pero sin duda útil para continuar el camino.

Párate, observa. Dentro tienes la llave para gestionarte mejor, con menos esfuerzo emocional.